A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta cambios inevitables. Uno de los más preocupantes es la fragilidad ósea y el aumento del riesgo de caídas. Como profesional de la salud, veo cotidianamente cómo estos factores pueden incidir en la calidad de vida de mis pacientes.
Con la edad, la densidad ósea disminuye, especialmente en mujeres posmenopáusicas. La osteoporosis, es decir aumento de porosidad por mala fijación del calcio, se vuelve, no sólo una amenaza, sino que efectivamente, inciden en que los huesos sean más propensos a fracturas con mínimos traumatismos, aveces tan frágiles como una galleta. Esto, combinado con la pérdida de fuerza muscular y deterioro del equilibrio, incrementa el peligro de caídas, que pueden tener consecuencias graves, como fracturas de cadera, fémur, etc.
Sin embargo, podemos tomar una serie de medidas para reducir las consecuencias indeseables, a causa de este fenómeno. Primeramente, una alimentación rica en calcio y vitamina D, realización de ejercicio regular, fortalece los huesos, mejorar la estabilidad y utilizar gafas adecuadas para favorecer la capacidad visual. Además, adaptar el entorno para reducir riesgos.
Mi consejo es claro: la prevención es clave, use sus gafas, evalúe su visión, no esperemos a que ocurra una caída para tomar medidas. Un estilo de vida saludable, activo, y tomar los cuidados adecuados, son un compromiso con nuestro bienestar, además de evitar el sufrimiento de quienes nos rodean.
Jorge Salazar
www.suterapia.cl
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