miércoles, 23 de mayo de 2012

De la complejidad de la terapia psicológica



En general la primera parte del trabajo terapéutico consiste en conocer al paciente, saber lo que le ocurre, que ayuda necesita y si es posible que se la podamos dar, este proceso puede ser denominado psicodiagnóstico clínico.

Un proceso de Psicodiagnóstico clínico es complejo y extenso, pues lejos de trabajar con artefactos mecánicos o de creer que trabajamos solamente con el cuerpo, sabemos que trabajamos con la mente o alma humana. 

La mente humana no es un trasto, mecanismo, un sistema, ni nada parecido, es un irreductible que, en sus procesos, abarca tanto al paciente como, al profesional de la psicología. El psicólogo está, por tanto, implicado en aquello que estudia y a que dedica su trabajo. Esta misma característica de la mente, hace difícil generar un riguroso límite entre Psicodiagnóstico y tratamiento propiamente tal. Como no hablamos de una cuestión material e inmóvil es necesario reconocer que cuando realizamos diagnóstico también estamos interviniendo, es decir, estamos haciendo tratamiento.

Otra de las características del trabajo de psicólogo es que siempre es un fenómeno grupal. Aún en un proceso denominado psicoterapia individual, aunque hay un solo individuo consultante, siempre en el proceso está el profesional y quien busca su ayuda. En medio del trabajo terapéutico es posible distinguir que por boca y a través de los pensamientos del terapeuta o paciente, están presentes los deseos y temor generando una fantasmática, es decir representaciones mentales imaginarias emergentes en el proceso. Entonces, en algunos momentos por boca del paciente es posible rastrear el discurso de su padre, su madre, su hermano, y es posible distinguir la manera como se manifiestan las interacciones sociales grupales de las que participó o en las que participar. Lo mismo ocurre en el psicólogo, que debe ser sensible a cómo estas influencias participan del proceso, en función de la intervención. Por tanto siguiendo a José Bleger (1964), es correcto plantear que aunque el paciente sea uno, su relación con el psicólogo debe ser considerada siempre desde la psicología y la dinámica grupal. 


Jorge Salazar
Psicólogo Clínico y Terapeuta Familiar.







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