Estudios familiares
para comprender las conductas humanas.
En mi experiencia personal he constatado con muy pocas
variaciones, que cada problemática de salud mental está absolutamente
relacionada con el contexto y la historia de quien la sufre. Siempre tras un
supuesto paciente existen factores del entorno, especialmente familiares, que
explican e indican como intervenir las problemáticas. Esto ocurre de manera muy
clara en los niños, y en aquellos pacientes que siguen manteniendo mucho del
funcionamiento psíquico infantil, los psicóticos. Esta experiencia lleva
necesariamente a una ampliación de la mirada en el trabajo psicodiagnóstico y
de intervención.
En relación a la manera clásica e insuficiente de acceder al
conocimiento, en un escrito anterior me he referido a la tendencia
epistemológica dominada por la atomización, reduccionismos y monocausalidad,
como una insuficiente para explicar la complejidad de la conducta humana.
Sin embargo, esta forma de pensar que da sustento, a la
mayor parte de las intervenciones en el campo médico del área de la salud
mental, no es la única posibilidad para abordad sus problemas.
Para expresar como es que yo enfrento las problemáticas de
salud mental en mi trabajo cotidiano, debo referirme primeramente a un conjunto
de investigaciones que generaron un viraje epistemológico, un cambio en la
mirada de algunos profesionales de la salud mental.
A partir de los años
50 se generaron un conjunto de iniciativas e investigaciones muy relacionadas
con la antropología y al estudio del lenguaje para comprender los procesos
patológicos. Este desarrollo implicó una abertura del campo de observación para
comprender el comportamiento humano en su contexto, especialmente el
comportamiento denominado enfermo o patológico.
La cuestión fundamental que sustenta dicho enfoque y el
enriquecimiento epistemológico que implica, es que no es posible estudiar y comprender los comportamientos aislados del
campo, entorno o ambiente. Son
estos factores los que producen y solidifican los comportamientos humanos ya
sean clasificados como sanos o enfermos.
Las primeras investigaciones en esta producción se enfocan
al estudio de las personas denominadas
“sintomáticas” en su ámbito familiar. De forma que se empieza a hablar de las
familias ligándolas a los trastornos psicopatológicos presentes en algunos de
sus miembros, se hablaba de “La Familia Esquizofrénica”, “La familia alcohólica”,
etc...
Una de las principales dificultades que enfrentó y enfrenta
este enfoque se debe a que nos cuesta distinguir
como se relacionan el entorno con nuestras conductas. Posiblemente, esta ceguera
es fortalecida por nuestro narcisismo de pensar que nuestros comportamientos
son racionales, individuales y voluntarios, que somos señores y amos de nuestro
cuerpo y nuestra mente, quitando relevancia a las determinaciones que tiene el
contexto sobre nosotros, nos resulta placentero creer que estas no existen, que
estamos completamente en control por sobre nuestro medio. Se puede decir al
respecto de distinguir como incide el ambiente, contexto y la historia en
nuestro comportamiento, que nuestro narcisismo (el bosque) nos dificulta ver
los árboles, fuentes de nuestro comportamiento y de nuestro yo, de nuestro
narcisismo, el contexto y nuestra historia.
El abordaje desde la terapia familiar.
Existen muchísimas definiciones de familia, pero lo que me
interesa destacar acá es uno de sus aspectos. Luego de años de trabajo
investigativo fue posible distinguir a la familia como una entidad compuesta
por elementos que variaban entre sí con alguna estabilidad interna y donde se
generan y perpetúan patrones de interacción que se resiste a cambiar fácilmente,
patrones que dejan una estructura indeleble en los sujetos construidos en medio
de la interacción. Conceptos que traen de la mano la comprensión de la enfermedad como una forma de mantener
dicha estabilidad familiar frente a los cambios, tanto internos como externos.
Lo anterior fue evidenciado en el estado de evolución de la
enfermedad y su gravedad en el entorno familiar, gracias ha distintas
investigaciones, entre las que destacan las de Bateson y sus colaboradores. Se desprende de dichas investigaciones que, cuando el paciente esquizofrénico mejoraba,
otro miembro de la familia empeoraba.
Esto parecía demostrar que las familias de los pacientes esquizofrénicos
necesitaran a la persona enferma y a sus síntomas para sobrevivir como
familias. Estas familias eran resistentes a cambiar las conductas que
producían y perpetuaban la enfermedad del esquizofrénico, para lo cual es
posible acuñar el término de homeostasis familiar. La idea de homeostasis familiar, significa que en
la familia cuando una persona realiza un cambio, uno o varios de los otros
miembros, actuarán para que el primero disminuya el cambio, para mantener las
cosas como están.
Antropólogo, Científico Social, Lingüista y Cibernético.
Una de las más importantes características de los estudios
de Bateson, es que prestó elementos para
estudiar la comunicación esquizofrénica. En ella descubrió la existencia
de un fenómeno que denomino doble
vínculo, o doble atadura. Estas consisten en situaciones comunicativas
con dobles mensajes contradictorios.
Son mensajes incongruentes, como los que pueden existir en una persona que
ofrece ayuda con gesto amenazante de dominio y acusación. Como ejemplos de estos casos destacan las
investigaciones de Jay Haley en las que se conservó registros fonográficos que demostraban como un joven
racional se alteraba y manifestaba comportamientos confusos y contradictorios
frente a las visitas de sus padres. Su madre realizaba todo un despliegue
comunicacional contradictorio que obligaba al joven a responder solamente con
confusión y sintomatología. (The Family of the Schizofrenic: A Model System. Jay Haley) Durante la década del 60 se escribieron multitud de artículos en relación a
este tipo de investigaciones. En
ellos quedaba demostrado que en seno de la familia esquizofrénica, existe un
lenguaje, confuso, contradictorio, un lenguaje esquizofrenizante, estable, que
se resiste ser cambiado.
Psicoterapeuta.
De forma que con el avance de estas investigación y de
llevar el foco de estudio al campo familiar se llegó a concluir en el libro;
Sanity, Madness, and the Family, que el
comportamiento de los esquizofrénicos era adaptativo en sus familias, que era
una respuesta muy lógica a una interacción familiar ilógica.
Por ejemplo, en el caso de la paranoia es posible apreciar
como el paciente siempre desconfiado, genera comportamiento en los otros que
fortalecen su desconfianza, respuestas que a la vez justifican la desconfianza
de los otros. Como manera de ejemplo, imagine usted que un joven de 15 años que
experimenta un comportamiento extraño de alejamiento social y disminución de
expresión afectiva (Independientemente de que esto sea una respuesta frente a
su primera e intensa relación amorosa, que sabemos se relaciona con las
primeras experiencias infantiles con la madre) despierta en sus familiares,
supongamos principalmente su madre, una tendencia a observarlo a escondidas, a
escuchar tras su puerta, revisar su celular, perseguir lo que hace, invadir sus
espacios, empezar a correr la voz frente a sus cercanos y sin que él lo sepa, que
está enfermo lo que lamentablemente puede ser creído por sus amigos. Lo
anterior despierta conductas de discriminación y segregación de parte de los
amigos del afectado, le lleva a pensar y en principio está en lo cierto, que le
persiguen, que revisan sus cosas, que alguien quiere perjudicarle, que le
observan. Lo anterior le lleva a alejarse más de las relaciones sociales y del
lenguaje, si observamos que el lenguaje maternal parece ser el de una persona
preocupada, pero es en realidad una persona invasiva y violenta con el espacio
del joven, se entiende la causa de que dicho joven busque alejarse de la vía
del lenguaje y ceder a la de la alucinación. Esto se da en familias donde
existe una comunicación caótica y contradictoria, donde no está claro lo que se
dice, pues el lenguaje está lleno de callejones.
Por supuesto el conjunto de estas conductas repetidas de
manera rígida produce cambios cerebrales, como los produce toda la realidad
pues, nuestro cerebro es también fruto de nuestro medio ambiente e historia.
La idea es no encerrarse en pensar que existe solamente un
enfoque de estudio de las conductas humanas, que el reduccionismo no ha agotado
las posibilidades de comprensión más complejas, no ha podido satisfacer el
conocimiento e intervención en el campo de la salud mental, como quizás ya
muchos han comprobado. Muchas veces es
necesario ampliar la mirada al contexto y profundizar en la historia. ¿Ha
probado esa posibilidad?.
Jorge Salazar
Psicólogo Clínico y Terapeuta Familiar.
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