Una de las cuestiones fundamentales para alcanzar logros en
un proceso de intervención psicológica es la comunicación. Como es conocido, la comunicación no se
sustrae al lenguaje hablado sino a todas las conductas que ejecutamos en todo
momento.
El juego infantil es un medio de comunicación insustituible,
puerta abierta al mundo del niño, un mundo que no es nuestra realidad, pero
tampoco la fantasía de quien juega, un mundo de transición entre la fantasía y
la realidad, un territorio donde se desarrollan las principales problemáticas
del niño en su desarrollo.
La historia del juego como técnica de trabajo puede situarse
en 1927 en el interior del campo del psicoanálisis infantil. Ciertamente
Sigmund Freud ya realizó intervenciones dirigidas a niños, pero no realizó un
estudio sistemático de las denominadas neurosis infantiles, a excepción del
Caso de Juanito publicado en 1909. Juanito fue un niño que sufría terror a ser
mordido por un animal, dicho terror le impedía desarrollar actividades normales
a niños de su edad. Es importante aclarar, que el psicoanálisis de este niño no
fue realizado directamente por Freud sino por el padre del niño bajo
supervisión de Freud. Si bien este trabajo demostró que es posible una
intervención psicológica infantil, es posible que múltiples trabas no
permitieran el desarrollo de esta área de la psicología. Probablemente una de
esas trabas fue la idea de la “inocencia infantil”, idea que de cualquier
forma, la teoría freudiana ya había contribuido a clarificar, poniendo en
evidencia el desarrollo y curso del deseo infantil y como este repercute en la
vida adulta.
No fue hasta el trabajo de Melanie Klein, que el juego fue
estructurado como herramienta técnica de trabajo con niños. El juego, no es
algo simple para el niño que lo ejecuta, es más bien, constituyente de un
espacio de especial seriedad. Es el antecesor del trabajo adulto, una forma de
expresión de conflictos, una forma de expresar y controlar la angustia
infantil.
Para aprovechar esta insustituible herramienta es necesario
conocer su significado y los mecanismos psíquicos que participan en su
elaboración. Aproximarse al juego infantil es como aproximarse al sueño, este
tiene sus mecanismos y peculiaridades que todo psicólogo debe conocer.
Lo importante es valorar el juego infantil, dar a conocer
que es una herramienta técnica de trabajo en psicología, la importancia de la
presencia adulta como observador del juego infantil, enfatizar que si un juego
infantil resulta perturbador para quien lo observa, debe consultar a un
profesional de la psicología.
Los niños que sufren de alguna afección psicológica juegan
de manera distinta y muchas veces característica. Un niño gravemente enfermo no
juega. Cuando un niño repite incesantemente un juego esta indicando una
problemática.
La invitación es a estar atento a estos fenómenos y
consultar a psicólogo frente a cualquier duda o sospecha.
Jorge Salazar
Psicólogo Clínico y Terapeuta Familiar.
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