viernes, 24 de noviembre de 2023

La Esquizofrenia Hebefrénica: ¿demasiado buena onda?


Por Psicólogo Jorge Salazar.

La palabra "hebefrenia" tiene su origen en el griego. Se compone de dos elementos: "hebe," que significa "juventud," y "phrenia," que se refiere a "alma", "mente" o "psique." Por lo tanto, la etimología de "hebefrenia" se traduce aproximadamente como "mente juvenil" o "psique juvenil." Este término fue utilizado históricamente para describir un subtipo de esquizofrenia que se manifestaba típicamente con la aparición, más o menos violenta o súbita de un comportamiento desorganizado, extremadamente adolescente en individuos que mantenían otro tipo de conducta. Corresponde a un tipo de esquizofrenia del tipo desorganizado. Puede conllevar alteraciones emocionales (manifestar alegria, extemporánea o en momentos inapropiados). Alteraciones del lenguaje, como la ecolalia, coprolalia, taquilalia, etc. Conductuales, como pueden ser obediencia absoluta. Utilización de vestimentas extremadamente coloridas, en quien no acostumbraba este tipo de atuendos. Despreocupación por las consecuencias de los actos. Conductas tanto irresponsables como impredecibles. 

Para ellos, todo parece estar demasiado bien, hagan lo que hagan y con quien lo hagan. El mundo es extremadamente perfecto y feliz (antes del trastorno, no era esa su manera de percibir el mundo ni de comportarse), todo mundo tiene buenas intenciones y cualquier comportamiento es apropiado.

Una Característica interesante a considerar, especialmente como criterio diagnóstico diferencial, que podría confundir al Clínico, con la hipomanía, la manía, ó trastornos orgánicos, principalmente del lóbulo frontal cerebral, es una proxémica inadecuada, respuesta afectiva inapropiada, conducta de demasiada cercanía social con personas desconocidas o de grupos etarios frente a los que debería tratar con más distancia social (según su cultura)

Una forma grosera de ejemplificar el surgimiento del trastorno:

Un joven normal, que de pronto sufre un evento detonante (muerte, cambio, perdida, etc…) luego de este acontecimiento desencadenante, se empieza a comportar como un hippie desenfrenado lanzando pétalos de rosas a todo el mundo, tratando de igual a igual a personas de edad y nivel social distinto y de manera indiscriminada, y sin considerar el contexto, muchas veces, manteniendo relaciones sexuales de riesgo (con desconocidos) e hignorando la expectativa cultural en relación a la interacción y distancia personal. 

Como todas las esquizofrenias, esta se presenta principalmente en la adolescencia e inicio de la edad adulta. Y en este caso el afectado (un adolescente o joven) puede comportarse con una persona de la tercera edad, que no conoce, como si la conociera de toda la vida, como si tuvieran la misma edad, bromear al punto de lo que un observador podría considerar irrisorio, cómico, o una falta de respeto (esto, sin perder de vista la cultura del supuesto afectado).

Este tipo de esquizofrenia no se caracteriza por fenómenos alucinatorios. Si, algunas veces pueden presentar delirios y siempre, comportamiento desorganizado. El afectado puede experimentar, incoherencia y alteraciones en la velocidad del discurso además de dificultad para concentrarse en tareas simples, incapacidad para organizar ideas de manera lógica y coherente. Existe un comportamiento pueril (infantil) y extravagante, principalmente respuestas emocionales inadecuadas como burlas ó risas fuera de lugar, y frente a cosas que no lo ameritan. 

A nivel neuropsicológico, se hipotetiza en el exceso de la catecolamina dopamina en la ruta, principalmente, meso límbica, ubicada en el diencéfalo. Además del desorden en la cantidad y función de la monoamina serotonina. 


Este trastorno requiere capacidades expertas, en el Clínico, para diagnosticar. Teniendo como principal elemento diagnóstico la entrevista con familiares y revisión histórica y de cambios del afectado, pues, aunque parece un trastorno de buen aspecto, hasta divertido o muy simpático, puede ser entrada a otros tipos de esquizofrenias muy severas y nocivas. Tanto para el afectado como para quienes le rodean y le quieren. Esto, sin olvidar la predisposición al sufrimiento de burlas y malos tratos de quienes rodean al afectado, y la posibilidad de consecuencias graves resultantes de la conducta hebefrénica. 

Lo importante es, frente a alteraciones súbitas en la conducta de una persona, subsecuentes a cambios muy importantes, consultar a un Psicólogo. Pues detectado prontamente el trastorno tiene tratamiento y muchas veces, buen pronóstico. 

Si no es así el pronóstico suele empeorar. La sintomatología cambia, dando lugar a la aparición de síntomas negativos como aislamiento, abulia y distanciamiento afectivo, posterior a la intensificación de los delirios y alucinaciones. 


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