lunes, 10 de octubre de 2011

¿Qué hacemos con nuestra Salud Mental?


Día Internacional de la Salud Mental




En el rápido ajetrear de las exigencias cotidianas, pocas veces nos detenemos a pensar en nuestra salud mental. Por otra parte, diversos intentos desde el mundo científico han buscado definir la escurridiza idea que implica. Hoy predomina la idea planteada por la Organización Mundial de la Salud que la define: “como un estado de bienestar en el cual el individuo esconsciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales dela vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de haceruna contribución a su comunidad.”. Esta definición en su aspecto positivo considera el concepto de salud definido por esta misma organización como “un estado de completo bienestar físico,mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades".

Sin embargo, esas amplias y abstractas definiciones, están bastante alejadas de la realidad de la población chilena. En mi experiencia personal es suficiente conversar con personas visiblemente aquejadas, que enfrentan el sufrimiento de manera cotidiana, para pesquisar que esta es una experiencia a la que deben hacer frente en franca soledad y desamparo.

Hoy no resulta extraño verificar, que la atención a la salud mental no ha dejado de ser un privilegio de unos pocos que tienen los medios económicos para costearla. Los otros, es decir la mayoría de los chilenos, al recurrir al estado encontrarán una atención que raya lo absurdo e ineficiente. ¿Cómo se puede entender que una persona que sufre un trastorno grave reciba una atención de  media hora cada seis meses o una vez al mes?. No es necesario ser conocedor del tema para advertir que esa es una frecuencia deficiente para el tratamiento adecuado de una afección grave. De forma que el aporte que el estado otorga a la salud mental de los más pobres, es también un pobre aporte. Esta realidad es paradojal cuando se considera los índices de salud mental en esta población que aparece con una elevada vulnerabilidad en comparación con la población más acomodada.

Asistir a la atención particular en busca de salud mental puede ser una alternativa encaminada a la búsqueda de atención eficiente y en una frecuencia adecuada. Sin embargo, esta alternativa está vedada para un elevado número de chilenos. Si evaluamos que el tratamiento psicológico puede fácilmente, dependiendo de los honorarios del profesional, alcanzar medio sueldo mínimo mensual, y considerando que otros profesionales, como los psiquiatras, pueden fácilmente cobrar esa suma en una sola atención se aclara lo inaccesible que resulta para algunos la asistencia profesional y farmacológica necesaria.

En este contexto y en el marco del día mundial de la salud mental, la invitación es a pensar en nuestra salud y fortalecer el papel que el estado tiene en su entrega para los más pobres. La invitación es a “que invirtamos en salud mental” pues una nación con menos sufrimiento en este ámbito es una nación encaminada al desarrollo.

Jorge Salazar
Psicólogo Clínico y Terapeuta Familiar.


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