Las células del sistema nervioso pueden ser agrupadas en dos grandes clasificaciones: las neuronas y las neuroglias. Las neuroglias son células de sostén, nutrición, apoyo y protección. Las neuronas, gracias a la capacidad de su membrana que permite el paso de partículas cargadas eléctricamente, se constituyen en verdaderos conductores electroquímicos que permiten el funcionamiento del sistema nervioso.
En 1906, el neurólogo español Santiago Ramón y Cajal ganó el premio nobel de medicina. Este mismo neurólogo postulo que las neuronas se desarrollan y reproducen durante los primeros años de vida, llegan a un número determinado y posteriormente, decrecerían en su número con el paso del tiempo. Desde esta perspectiva, el número de neuronas que posee el sistema nervioso estaría determinado en una precoz edad pues, además de lo anterior, las neuronas no tendrían capacidad reproductiva.
Probablemente estos conocimientos estaban a la base de la manera de comprender que ocurre con el sistema nervioso de las personas que por distintas causas sufrían lesiones en el tejido nervioso. En estos casos, indefectiblemente los neurólogos planteaban la irrecuperabilidad del sistema nervioso. En función de lo anterior, solo se podrían recuperar las funciones motoras y sensitivas relacionadas con el tejido nervioso afectado durante un corto periodo de tiempo de solamente algunos meses. Posteriormente a esos seis o doce meses ya no sería posible recuperar más tejido nervioso y por tanto las funciones en las que intervenían. Probablemente tras el veredicto médico, las esperanzas y por tanto, el trabajo realizado por quienes eran afectados de lesiones al sistema nervioso, se veían reducidos al tiempo y los limites dictaminados por el profesional. Pasado éste, las personas podían dejar de ejercitar, disminuyendo sus expectativas. De esta forma se comprobaba lo acertado del pronóstico del médico. Efectivamente si las personas no trataban de recuperar más de su función después de ese tiempo difícilmente lo harían.
El avance en las neurociencias llevo a que en la década de los noventa se descubriera que las células nerviosas si se reproducen, a lo menos en algunos sectores cerebrales, y al descubrimiento de que las prolongaciones neuronales involucradas en el funcionamiento nervioso también cambiaban su dirección y extensión en función de las exigencias a las que se veían sometidas. Las áreas en las que se constató la reproducción neuronal fueron principalmente el hipocampo ubicado en el interior del lóbulo temporal ylas neuronas del bulbo olfatorio. Ya me he referido al hipocampo como uno relacionado a hipótesis que pretenden explicar la adquisición desde una enfermedad tan grave y compleja como la esquizofrenia. El hipocampo es una estructura que cumple funciones importantes para el almacenamiento y funcionamiento de la denominada memoria semántica y episódica. Las que nos permiten recordar conceptos, acceder a ellos y recordar vivencias personales. Demás está decir que el hipocampo es fundamental para todas las actividades cognitivas, ya sea de aprendizaje o percepción.
La neurogenesis o producción de neuronas en el hipocampo está relacionada con observaciones realizadas en animales frente a la infección del retrovirus, ya que estos solo pueden infectar los genes de la célula huésped en el proceso de división celular y afectan a las neuronas de animales adultos. Si estos retrovirus pueden afectar a las neuronas de animales adultos quiere decir que las infectaron mientras se reproducían en los mismos, y por tanto, existe reproducción neuronal en estos.
Como ya mencioné, el proceso a través del cual se producen las neuronas se denomina neurogenesis y gracias a él, las denominadas células madre indiferenciadas y totipotenciales, se diferencian y especializan adquiriendo características de neuronas. Las células madre están no solo en el tejido neuronal, ni solamente en el de los embriones, si no en varios tejidos del individuo adulto, incluido el tejido nervioso y su investigación promete interesantes hallazgos especialmente relacionados con la enfermedad de alzhéimer y parkinson, las que están relacionadas con pérdidas o afección del sistema nervioso central y de las neuronas que contiene.
Estos descubrimientos microanatómicos y fisiológicos pueden conllevar un cambio en la perspectiva con la que se enfrenta el trabajo de ayuda a personas que han sufrido afecciones al sistema nervioso. De tal forma que las personas que sufren accidentes vasculares cerebrales u otro tipo de lesión ya no están condenadas a solo un tiempo limitado de recuperación, tanto de la función como del tejido nervioso a ella relacionada.
El terapeuta, al trabajar con estas personas, es un factor ambiental facilitador en tanto componente de la vida social del afectado. Pues, la juventud del sistema nervioso y su integridad dependería no de nuestra capacidad mental en sí, si no de la vida social en tanto nos facilite elejercicio del sistema nervioso para alcanzar objetivos, y en definitiva mantener la juventud y el mejoramiento del mismo, en esto no solo está relacionado el terapeuta, sino la familia, y en definitiva el completo estilo de vida que lleve las personas.
Resulta que hoy es posible, gracias a los avances, decir que el cerebro es similar a un musculo, es flexible, moldeable y susceptible de mejorar gracias al ejercicio sostenido y sistemático.
El principio de Kennard establecía que mientras más temprano en la vida se presenta una lesión cerebral, mejor será la recuperación de la misma. Actualmente se ha comprobado que el cerebro adulto sometido a los mismo estímulos que el cerebro infantil crece de la misma manera. En otras palabras se acentúa el enfoque nuevamente en el medio, en los estímulos, en lo social, y por tanto, en todos quienes rodeamos a quienes son afectados o no de lesiones del sistema nervioso.
¿Cómo es que el sistema nervioso de las personas se supera a sí mismo?, enfrentando las dificultades del medio. Buscando alcanzar sus objetivos, las personas elevan su capacidad cerebral.
La terapia de restitución-inducción de movimiento, mediante la cual se inmoviliza la extremidad sana de quien ha sido afectado de una lesión cerebral, obliga al paciente a que ponga todo su esfuerzo en utilizar la extremidad afectada, lo que efectivamente surte efecto positivo, tanto nervioso como muscular.
Estos descubrimientos tan optimistas relacionados con el sistema nervioso, han dado más solides a lo planteado por visionarios como Lev Vygotski, quien ya en 1924 escribe en su texto el defecto y la compensación, al que es posible acceder en sus obras completas tomo V, que los sistemas orgánicos, incluido el sistema nervioso, tienen la capacidad de supercompensación frente a las exigencias del medio. En otras palabras, cuando se ve lesionado o exigido el sistema nervioso siempre responde con más intensidad, aumentando su capacidad por sobre lo que requiere el daño o lesión. Como plantea Stern, citado por Vygotski: “Aquello que no mata, me hace más fuerte”. (Vygotski, 1924).
La invitación es a ejercitar constantemente nuestras capacidades cognitivas especialmente en las áreas en las que tenemos más dificultad, hacerlo de manera sistemática y disciplinada. Pues el ejercicio está a la base de un sistema nervioso saludable y joven.
Jorge Salazar
Psicólogo Clínico y Terapeuta Familiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preguntas, apreciaciones, aclaraciones, alcances, etc.