Cuando una de mis pacientes me comentaba que
siempre hacia todo mal, que todos están en contra de ella, que todo el tiempo
debe asumir la peor parte de todo, solamente sugería un preludio de su forma de
ver el mundo, y por lo tanto a si misma. Posteriormente, la descripción que
realizó de su familia era dificultosa de comprender, pues parecía un continuo
salto de personas totalmente buenas a personas totalmente malas, o de pronto de
la misma persona que se refería totalmente bien, posteriormente se refería
totalmente mal, como si fuese otra persona. Este era un discurso de fragmentos
totalizantes, de polos extremos opuestos y absolutos, más que de personas con
aspectos positivos y negativos. El aspecto era todo en la persona en un momento
del discurso para ser todo lo contrario en otro. ¿Desde donde es posible
comprender lo que ocurre a este paciente, para quien probablemente ahora soy un
psicólogo totalmente bueno y para quien probablemente en algún momento seré un psicólogo
totalmente malo?.
La Psicoanalista Melanie Klein nacida en 1882,
realizó grandes aportes teóricos al desarrollo de la comprensión de la humanidad.
Entre ellos destaca la teoría de las relaciones objetales, que en otras palabras
implica como se relaciona el ser humano con las personas que le rodean. Estas
relaciones se inician en la edad infantil, y se caracterizan por ser relaciones
denominadas de objeto parcial primeramente y posteriormente, en función de la
madurez psíquica serán relaciones de objeto total.
En sencillas palabras, Melanie Klein plantea que el
lactante siente mucha ansiedad persecutoria, responde a ella implementando
mecanismos de defensa como la proyección. La proyección le permite atribuir
aspectos destructivos a los objetos externos, así se libra de la ansiedad que
le producen esos aspectos destructivos en su interior. Le resulta más fácil defenderse
de lo que está afuera que de lo que está adentro. Producto de esta proyección
el objeto se ve transformado en un objeto totalmente malo, mientras él, en
totalmente bueno. Este es un objeto parcial, pues tiene sólo un aspecto.
Esto es similar al ejercicio que realiza mi
paciente. Un proceso que coexiste con distintas afecciones psicológicas. Un fenómeno
que, para permitirle huir de la ansiedad persecutoria, le tiene atrapada entre
objetos parciales, escindidos, que primeramente tiende a idealizar (totalmente
buenos) y posteriormente a devaluar (totalmente malos). El problema es que ella
siempre toma el aspecto contrario en esta proyección extrema, y por tanto se devalúa
e idealiza alternadamente y de manera absoluta a si misma.
Entonces es una persona con un yo frágil que tiende
a escindirse y a escindir a quienes les rodean. Ahora bien, también es posible
que no solamente sea el Yo el frágil, sino las ansiedades persecutorias las demasiado
intensas, esto puede conducir a, en cualquiera de los dos casos, la paranoia.
¿Pero cómo podría ocurrir este fenómeno arcaico que
termina a los aproximadamente 4 meses de vida del lactate en una persona
adulta?. Melanie plantea que esta forma
de respuesta no es una fase, sino una posición que puede presentarse durante
toda la vida y como no, si los tiempos de la mente humana no son acordes a los
del reloj. Al respecto “Quizá debimos conformarnos con aseverar que lo pasado
puede persistir conservado en la vida anímica, que no necesariamente se
destruirá... Lo que sí tenemos derecho a sostener es que la conservación del
pasado en la vida anímica es más bien la regla que una rara excepción” (Freud,
1929).
La invitación es a reconocer que todos tenemos aspectos
positivos y negativos, que no hay absolutos en el ser humano. No hay seres
humanos absolutamente buenos o absolutamente malos. Entre los seres humanos y
en cada uno existe el contraste, la diferencia, múltiples aspectos positivos y
negativos. Esta es la riqueza del ser humano, riqueza que si nos damos el
tiempo, podemos descubrir y disfrutar en cada persona.
Jorge Salazar.
Psicólogo Clínico y Terapeuta Familiar
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