viernes, 8 de agosto de 2025

Lo virtual, puede trastocar nuestras virtudes.

Cada vez que reflexiono cómo los algoritmos moldean lo que vemos en las redes sociales, surge en mí una legítima preocupación. Es muy interesante cómo estos sistemas inteligentes, programados para acercarnos contenido que supone “relevante”, terminan influyendo directamente en nuestros procesos de comparación social y en la construcción de nuestra forma de ser.

Ciertamente no es habitual, para alguien ajeno al campo de la psicología, disponer en tensión reflexiva nuestro día a día cibernético con la autenticidad de la vida real. Dedicar tiempo y esfuerzo a reflexionar cómo y en qué medida, somos influenciados por fotografías y momentos cuidadosamente seleccionados y editados, creados en función de algoritmos, instrucciones que amplifican lo, supuestamente exitoso, bello y deseable. En el campo de la psicología Leon Festinger nos muestra que la comparación social es inherente al ser humano, pero en redes sociales, este fenómeno se multiplica, ya que somos expuestos constantemente a vidas aparentemente perfectas y deseables, lo que puede llevarnos a distorsionar nuestra autoestima y percibirnos como inferiores (Festinger, 1954; Psicologo Oviedo, 2024).

No es extraño que en consulta se vea cómo la autoestima de adolescentes y adultos se ve afectada por el bombardeo constante de contenido editado y viralizado por algoritmos que privilegian ciertos aspectos parciales como lo “popular, lo hermoso y lo exitoso”. DE esta forma, el mundo virtual y de las redes sociales pueden generar sentimientos de insuficiencia, frustración y ansiedad si olvidamos que estamos frente a un modelo ficticio, una versión inexacta, retocada y selectiva de la realidad (Serena Psicología, 2024). De esta manera, lo cibernérnetico y la redes sociales, dejan de ser una útil herramienta y se constituyen en desencadenantes de conflictos internos, trastocando nuestra manera de percibirnos y relacionarnos con nuestras familias y compañeros de trabajo. Esto puede desencadenar distorsiones cognitivas como el pensamiento dicotómico y la generalización excesiva: si no recibo tantos “likes” como otro, llego a pensar que “nadie me valora” o “no soy lo suficientemente bueno”.

Sin embargo, no debemos olvidar, que con un uso consciente y crítico, es posible manejar el impacto de los algoritmos, las redes sociales virtuales y fortalecer nuestra autoestima. Recomiendo pausar y reflexionar sobre lo que vemos, recordar que los algoritmos no definen nuestro valor y, sobre todo, buscar relaciones y validación fuera de la pantalla, en la autenticidad de nuestros vínculos y logros personales.

Referencias:

Festinger, L. (1954). A theory of social comparison processes. Human Relations, 7(2), 117-140.

Serena Psicología. (2024). Efectos de las redes sociales en la autoestima: Impacto de las comparaciones digitales. https://serenapsicologia.com/efectos-de-las-redes-sociales-en-la-autoestima-impacto-de-las-comparaciones-digitales/

Psicólogo Oviedo. (2024). La psicología de las redes sociales: Impacto en la autoestima y la identidad personal. https://www.psicologooviedo.com/la-psicologia-de-las-redes-sociales-impacto-en-la-autoestima-y-la-identidad-personal/