viernes, 15 de junio de 2012

El proceso de compra de una vivienda.


El siguiente artículo es resultado de un trabajo realizado junto a la Periodista Evelyn González, para Ediciones Especiales del diario La Tercera.

EL PROCESO DE COMPRA DE UNA VIVIENDA.



Muchos chilenos comparten el sueño de la casa propia. Generalmente esta constituye el fruto y consecuencia de años de esfuerzos y sacrificios. A nivel social, contar con la casa propia está relacionado con realización no solamente a nivel individual, sino en la vida de pareja y familiar, de forma que familia, hogar y casa son ideas profunda y sólidamente asociadas.

Concretar dicha aspiración suele estar asociado a requerimientos económicos importantes que difícilmente la mayoría de los chilenos puede concretar, sin recurrir al apoyo económico de un crédito hipotecario. El crédito hipotecario implica un compromiso económico que generalmente representa años del trabajo futuro del solicitante, además de importantes riesgos a asumir si algunas de las contrapartes no cumple con las condiciones pactadas. 

Lo anterior, conjugado con la importancia de poseer la casa propia genera un cuadro complejo en el que es natural presentar ansiedad, una etapa destacable en el interior del ciclo vital individual y familiar. La ansiedad puede ser entendida como tensión generada para ejecutar conductas frente a cambios importantes. La energía que la ansiedad pone a nuestro alcance, nos permite la posibilidad de planificar, anticiparnos, concentrarnos y recurrir a las herramientas psicológicas que poseemos para resolver los cambios que las situaciones nos imponen. En este caso hablamos de un nivel de estrés o tensión adecuada para enfrentar la situación, un estrés normal o eustres que nos permitirá enfrentar exitosamente el desafío que impone el cambio que significa la adquirió del hogar y la toma de un crédito hipotecario. Sin embargo, puede ocurrir que un cambio tan significativo culturalmente, genere una tensión que sobrepase los recursos o herramientas psicológicas de que disponemos, en este caso hablamos de un estrés negativo, un distres que trastorna nuestra salud mental. A este nivel los cambios que implica obtener el hogar y la toma del crédito hipotecario se han constituido en traumáticos.

Algunos de los síntomas que pueden indican la existencia del estrés agudo o distres son, inquietud, confusión, sensación de embotamiento, desapego, sensación de irrealidad, olvidos relacionados al cambio que se aproxima, dolores musculares cervicales y de espalda. Los síntomas presentes en el cuadro además de provocar malestar dificultan concretar de la mejor manera la adquisición del hogar y compromisos involucrados. Estos cambios producidos por el distres repercuten en la vida emocional pudiendo generar consecuencias interpersonales y familiares importantes como aumento de frecuencia e intensidad de discusiones, agresividad, disminución o aumento de la respuesta emocional y falta de empatía, lo que agrava aún más la situación.

Es entonces cuando el sueño de la casa propia se ha constituido en una pesadilla y es necesaria la intervención de psicólogo para enfrentar el trastorno y la frustración que conlleva, en tanto no permite tomar de la mejor manera, las decisiones necesarias para concretar el proyecto de la casa propia.

Es posible prevenir los fenómenos negativos anteriormente nombrados con una buena y anticipada asesoría, que permita espacio para la planificación pausada. Puede ser muy positivo contar con profesionales idóneos, que ayuden a distribuir la tensión y anticipar posibilidades frente a la elección porvenir. La confianza, comunicación y distribución equitativa de responsabilidades en la pareja también son factores protectores que ayudan a disminuir las repercusiones que implica la compra de la casa propia y la adquisición de las responsabilidades asociadas.

La casa, su forma y características, simboliza entre otras cosas, el útero materno, el propio cuerpo, la tibieza, seguridad y está relacionada fuertemente a las vivencias familiares infantiles de quien la selecciona y por tanto está empapada de aspectos cognitivos y emocionales, relacionados a la historia irrepetible del futuro propietario.

En consideración a lo anterior, no es posible generalizar tipos de casas para distintas personalidades y el mejor sensor con que el que contamos somos nosotros mismos. De ahí que es importante contar con un estado afectivo y cognitivo apropiado que nos permita tener proximidad con nosotros mismos y los sentimientos que nos provoca el que será nuestro nuevo hogar. Es necesario situarnos imaginariamente en el espacio y anticipar nuestra vida cotidiana en él con las ventajas y desventajas posibles. Dar importancia a la comodidad, seguridad y aspectos prácticos como la ubicación, puede propiciar la diferencia.

Lo fundamental es asesorarse, tomar el tiempo adecuado, conversar las decisiones, y anticiparse a las dificultades siempre atento a uno mismo y sus afectos.

Jorge Salazar
Psicólogo Clínico y Terapeuta Familiar.







 



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