jueves, 8 de marzo de 2012

Los cuentos de hadas en el desarrollo infantil.



Los seres humanos vivimos enfrentando múltiples exigencias, deseos y amenazas. Estas son particularmente intensas en los niños, quienes viven estas exigencias como fuerzas que les llevan de manera impetuosa a la búsqueda de placer inmediato y cuya insatisfacción, puede ser experimentada como imágenes amenazantes y perturbadoras. De la necesidad de dar sentido a estas fuerzas en un mundo que progresivamente les impide acceder de manera inmediata a la satisfacción de sus impulsos se genera la conciencia, el Yo. Gracias a la conciencia y al Yo, el niño podrá aplazar el acceso inmediato al placer, podrá posponer su encuentro mediante el rodeo del lenguaje, del símbolo, del significado, a través del mundo del pensamiento. Podrá dar un sentido a sus vivencias con el fin de manejarse a sí mismo, a los deseos de su mundo interno, lo que irá de la mano con el dominio del mundo externo mediante el aumento de su destreza motora y el afinamiento de sus sentidos.

En el manejo de las fuerzas internas, desatadas primeramente por sus necesidades y posteriormente por las frustraciones que les exige el medio ambiente, son fundamentales las herramientas de sentido que reciben de los adultos a través del leguaje. A través de los relatos emanados de los adultos, el niño dará forma a las energías de su mente, las identificara, las ordenará, categorizará y les dará un sentido, dándose un sentido a si mismo en medio del mundo en el que participa.

Los cuentos de hadas cumplen, a este nivel, un papel importante en tanto permiten al niño la posibilidad de construir significados, de comprender el mundo de su desarrollo con las posibilidades que ofrece. En los cuentos de hadas los niños encontrarán imágenes con las que identificar a sus propios deseos, frustraciones y disyuntivas, permitiéndoles de esta forma, acceder a sus impulsos más profundos, a través de la fantasía e imaginación, dominarse a sí mismo para acceder al mundo de la realidad, la que será mejor comprendida y dominada.

De forma que los cuentos de hadas facilitan el desarrollo de las capacidades cognitivas y afectivas. Estregan herramientas para las interacciones sociales, a través de la interacción social que implica el relatar, el escuchar y fantasear. Les ayudan a ordenar, significar y entender sus vivencias, estructuran su mundo.

No en vano los cuentos de hadas acompañan desde hace siglos a la humanidad transmitiendo sus secretos a través de la oralidad y medios escritos, entregando la llave de acceso a sentidos profundos, y participando de la estructuración, en la infancia, de unos primeros he importantes soportes para la mente humana, unos cimientos en la compleja construcción de la personalidad. Personalidad que, luego de los primeros años se mantendrá relativamente estable en nuestra interacción con el mundo externo e interno, a través del paso de los años.

Hoy, que la palabra parece estar desplazada a un segundo lugar. Donde impera la imagen, la televisión y los juegos tecnológicos muchas veces violentos. Medios muchas veces carentes de contenido, que bien pueden alejar a los niños del ejercicio y desarrollo de su imaginación he inteligencia, resulta apropiado rescatar la importancia que los cuentos de hadas. Estos antiguos compañeros y formadores de la sociedad humana, fuentes de conocimiento, y facilitadores del desarrollo.

La invitación es a leer cuentos de hadas a los niños, a pensarlos y compartirlos. A rescatar y revalorizar el contenido que transmiten. Un contenido que a través del sentido puede facilitar la búsqueda de sentido que requiere el niño en su proceso de desarrollo. En otras palabras, facilitar la adquisición y mantención de la salud mental de los niños y los adultos que traen en ciernes.


Jorge Salazar
Psicólogo Clínico y Terapeuta Familiar.












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